La economía israelí ha registrado una caída del 19,4% en los últimos tres meses de 2023, un periodo marcado por el conflicto armado con el grupo islamista Hamás. Este desplome es el más severo desde el impacto económico de la pandemia en el segundo trimestre de 2020. En el contexto de la guerra, que comenzó el 7 de octubre tras un ataque de Hamás, Israel enfrenta ahora un desembolso acumulado de 70.000 millones de dólares como consecuencia de los gastos militares y la paralización de ciertas actividades económicas, incluyendo la movilización de 360.000 reservistas.
Impacto de la Guerra en la Economía Israelí
La guerra contra Hamás ha generado una significativa contracción económica en Israel, contrastando drásticamente con el crecimiento del 2,7% observado en el tercer trimestre de 2023. La Oficina Central de Estadística de Israel ha informado que durante el último trimestre del año, el consumo se redujo en un 26,9% y la importación de bienes y servicios disminuyó un 42,4%. Este retroceso en la economía israelí también se reflejó en el crecimiento anual, el cual se desaceleró hasta el 2% durante 2023, mientras que en 2022 había registrado un alza del 6,5%.
Repercusiones en Indicadores Económicos Clave
El consumo privado, un pilar fundamental de la economía, se vio disminuido en un 0,7% durante el año pasado, en contraposición al incremento del 7,4% experimentado en 2022. Igualmente, la importación y exportación de bienes y servicios sufrieron caídas del 6,9% y 1,1%, respectivamente, en 2023, frente a las subidas del 12% y 8,6% del año anterior.
Calificación Crediticia de Israel
Las agencias de calificación crediticia han respondido a la situación con preocupación. Moody´s efectuó una rebaja en la calificación de Israel, pasando de A1 a A2 el 10 de febrero, atribuyendo una «perspectiva negativa» relacionada con el enfrentamiento con Hamás. Standard & Poors también redujo la expectativa crediticia del país a negativa, mientras que Fitch puso a Israel en «vigilancia negativa». Estas acciones reflejan el incremento del riesgo político y la posible erosión de las capacidades fiscales y ejecutivas de Israel.
Moody´s anunció la primera degradación de la historia del país, del máximo de A1 a A2, achacándole una «perspectiva negativa».
Posición del Banco Central Israelí Ante la Crisis
A pesar de la degradación, el presidente del Banco Central Israelí, Amir Yaron, minimizó la importancia de este descenso en la calificación crediticia, señalando que Israel ha manejado crisis geopolíticas anteriores con ratios de deuda pública con respecto al PIB mucho más altos, sin haber incurrido en retrasos en los pagos de la deuda pública. No obstante, el Banco Central se vio forzado a ajustar sus previsiones de crecimiento para 2023 a un 2%, dada la carga económica que supone la guerra, estimada en unos 70.000 millones de dólares. El gobierno israelí espera que el déficit presupuestario alcance el 6,6% del PIB para finales de 2024, lo que conlleva un aumento en la emisión de bonos para financiar dicho déficit.