En un movimiento estratégico para diversificar su producción y acercarse a sus clientes internacionales, TSMC, el gigante taiwanés de semiconductores, anunció la construcción de una segunda fábrica en Japón. Esta expansión, que refleja la creciente demanda global de chips, también es un esfuerzo por reducir la vulnerabilidad ante las tensiones entre Taiwán y China.
Expansión en Japón
La decisión de TSMC de construir una segunda planta en Japón surge en un contexto de incertidumbre geopolítica y desafíos en la cadena de suministro global. La nueva fábrica se centrará en la producción de semiconductores de 22 y 28 nanómetros, tecnologías cruciales para una variedad de aplicaciones industriales y de consumo. Se espera que comience su producción en masa en el 2024, complementando las operaciones de la primera planta que actualmente se está construyendo en la prefectura de Kumamoto y que se prevé esté operativa a finales del 2024.
Inversiones y colaboraciones
La expansión en Japón representa una inversión significativa para TSMC, incluyendo un desembolso inicial de billetes de yenes en su primera fase. No obstante, la empresa no está sola en este emprendimiento. Sony Group Corporation y Denso Corp son algunas de las compañías japonesas que han anunciado su colaboración con TSMC, reflejando la relevancia de esta industria para la economía y la tecnología japonesas.
Impacto en la cadena de suministro global
Este nuevo desarrollo es de gran importancia para la cadena de suministro global, especialmente en un momento en que la demanda de chips supera la oferta.
“La apertura de una segunda planta en Japón es una respuesta a las necesidades de nuestros clientes y el mercado. TSMC se compromete a proveer la mejor tecnología y la mayor capacidad de producción a nivel global”, afirmó un portavoz de la empresa.
Repercusiones geopolíticas
La inversión en Japón tiene connotaciones geopolíticas, ya que Taiwán busca asegurar su posición en la industria frente a la presión de China. En este escenario, la presencia en Japón no solo amplía las capacidades de TSMC, sino que también sirve como un contrapeso estratégico en una región donde la geopolítica juega un papel importante en las decisiones de negocios.
En conclusión, la expansión de TSMC en Japón es un hito que promete grandes beneficios tanto para la industria tecnológica como para la estabilidad de la economía global. Con esta segunda fábrica, TSMC no solo refuerza su liderazgo en la producción de semiconductores sino que también fortalece su red de suministro y se adapta a los cambiantes paisajes políticos y económicos internacionales.